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Juan Radrigán escribe este bello, breve y poético texto que sitúa al personaje shakespereano, el horrido jabalí, en un lugar entre la vida y la muerte. En un limbo donde al parecer está solo, sin saber si está en un adentro o en un afuera. El autor usa esta figura para hablar de los temas que fueron motor de su escritura: el poder y su abuso, la justicia, el perdón, la impunidad y la muerte, generando un exquisito cruce entre su pluma y la de Shakespeare. Dirigida por Rodrigo Pérez con la interpretación de Cristián Carvajal.